miércoles, 24 de octubre de 2012

OH.NO.SUMO


El estudio OH.NO.SUMO se estableció en Auckland, Nueva Zelanda, a principios del 2009 por James Pearce, Loo Patrick, O`Shaughnessy y Katherine y Mulla Sarosh. Una vez se graduaron en la escuela de arquitectura del mismo sitio, comenzaron su andadura creativa transformándose en un colectivo que amplía los límites del diseño convencional y se permiten la libertad total del pensamiento sin inhibiciones y, siempre, con la participación activa de la gente.








Esta sala de cine en miniatura se ubica en los escalones de entrada de un edificio en el cruce de dos calles céntricas de Auckland, Nueva Zelanda. 
La instalación se trata de una pequeña carpa roja con una pantalla colocada en la parte frontal. La carpa tiene una estructura de madera,construida con vigas de pino de 24 x 24 milímetros y  cubierta con tres capas de tela para hacerla impermeable al exterior, y, así, crear un ambiente semi-oscuro y propicio para una proyección al interior. 
Los espectadores se sientan en las escaleras sobre unos cojines hechos específicamente para esta sala improvisada. La idea de OH.NO.SUMO detrás de este pequeño cine es provocar la interacción social. La esquina de la instalación está entre dos universidades y cerca de lugares propicios para la espera como lavanderías y paradas de autobús. Es por ello que esta sala busca hacer que el tiempo en que la gente espera a que pase el bus o a que se lave su ropa no se convierta en tiempo muerto. 
Las película que se proyectan en el Stairway Cinema son seleccionadas entre las recomendaciones que se dan en las redes sociales.








La construcción de un pabellón de cartón para la venta de magdalenas al aire libre en Auckland, donde la probabilidad de lluvia es bastante alta, es algo arriesgado. Pero, como se suele decir, el que no arriesga no gana. El evento quiso unir la arquitectura con la comunidad, en general, para un fin benéfico. Y resultó ser todo un éxito.

Surge así dos superficies curvas que interseccionan a base de costillas  horizontales y verticales que forman una cuadrícula y sirve de almacenaje para las magdalenas.


Una manera de unir el amor por la arquitectura de forma económica y con un buen fin. La ciudad respondió bien a esta llamada, sobre todo, por el ingenio de este estudio. Aunque hay que añadir la buena pinta que tienen las magdalenas...






El Cielo de papel fue una instalación espacial creada por la sala de exposición Poggenpohl, donde se utilizaron 20.000 módulos plegados de papel para realizar una experiencia de inmersión espacial total.
Los objetivos principales del proyecto fueron: crear una superficie unificadora que conectara los espacios de la misma sala de exposición, proporcionar un alto impacto, la intervención espacial de todo aquel que se acercara, crear un sistema modular altamente flexible que fuera de instalación rápida, extender la investigación práctica, del propio estudio, en el uso de productos reciclables de papel en el diseño y la construcción y, por último, proporcionar una transformación total de la sala de exposición.
El resultado fue 20.000 módulos tetraedros plegados de papel que formaban un techo modular flexible que corría por la sala de exposición dando continuidad al lugar. La diferenciación sutil de los espacios se logró mediante el control de los efectos de iluminación en cada espacio.
Esta instalación, como en las demás, fue construida gracias al trabajo de voluntarios. Esto era esencial para la cantidad de trabajo que había que hacer con un presupuesto muy limitado. 
 
Gracias al pensamiento libre y sin límites del propio estudio, logran espacios únicos con pocos recursos. Sus bases son elementos reciclables y su fin llamar la atención y entretener al visitante. Una experiencia del diseño colectivo. 
Si quereis saber más sobre OH.NO.SUMO http://ohnosumo.com